La Dificil Tarea de ser Contador
Ejercer a conciencia nuestra profesión de Contador Público Nacional se ha tornado, en esta época, una tarea titánica.
Nuestra actividad queda reflejada, normalmente, a través de lo que denominamos “soporte papel”, entre otros, balances, declaraciones juradas ante los distintos organismos recaudadores, informes para entidades bancarias o la UIF, recibos de sueldos, etc.
Por supuesto que, también, está nuestro asesoramiento de tipo verbal, que no queda reflejado en ningún “entregable”.
Pero para poder confeccionar un Balance y rubricar el mismo con nuestra firma, debimos efectuar una serie de tareas de control, denominadas “de auditoría”, que debe hacerse sobre la documentación que brinda la propia empresa. Y a veces, la empresa no entrega la información a tiempo, y, como queremos cumplir con nuestro cliente (pese a que la falta se ha originado en ellos), trabajamos a tiempo extra, sacrificando nuestras horas de descanso y nuestra vida familiar. El cliente no se entera que, para poder emitir ese “entregable” que se llama balance, debimos cumplir con normas de contabilidad y auditoría, a riesgo de ver seriamente afectada nuestra responsabilidad profesional en caso de omitirlas.
Por otra parte, el Fisco, (nacional, provincial o municipal) ha establecido numerosos regímenes de retención, de percepción, de recaudación y, sobre todo y últimamente, de información. Obligaciones que NO SON DEL CONTADOR, sino que son de nuestros clientes contribuyentes y/o responsables, pero, en definitiva, es normalmente el contador quien asume la responsabilidad del cumplimiento formal de las obligaciones.
Para poder confeccionar esa declaración jurada ante la AFIP, DGR, Municipalidad o UIF, debimos, previamente, no solamente estudiar las inestables, extensas y sorpresivas resoluciones emanadas por los organismos fiscales sino, también, lidiar con los “aplicativos” que no necesariamente reflejan lo que la norma establece, con la página web de AFIP que, en días previos a los vencimientos “masivos” solamente funciona a partir de las 12 de la noche obligándonos a trabajar cuando todo el mundo descansa, y, sobre todo, a sentirnos inseguros sobre si nuestro trabajo se ha efectuado de manera correcta o no, por más que hayamos trabajado con la diligencia correspondiente.
Como muestra, reflejaremos la última experiencia vivida: el día 30 de junio venció un régimen de información que debió ser cumplido por lo locadores de inmuebles con ingresos superiores a $ 8.000.- mensuales, información que debía ser transmitida “on line” a través de la página web AFIP. Los últimos cuatro días antes del vencimiento, el único horario de acceso a la página correspondiente, fue a partir de las 12 de la noche. Cuando nuestras ojeras ya llegaban al piso, el día 01 de julio nos dimos con una novedad: ¡¡¡Se publicó una Resolución que no solamente prorrogó 6 meses el cumplimiento de la información, sino que, además, MODIFICÓ prácticamente TODA la norma.!!! ¡¡¡No se puede trabajar así!!! ¡Otra vez volver a hacer lo que ya hicimos, porque ahora nos cambiaron las reglas de juego!
Otro ejemplo: para poder cumplir con la declaración jurada de Impuesto a las Ganancias, hay que completar también un aplicativo que requiere una apertura de información adicional a la que figura en el balance, que no queda reflejada en el “entregable” (F 713) como “constancia” de todo el trabajo que tuvimos que hacer. ¡¡¡Y sin contar el tiempo que hemos invertido en “adivinar” en qué campo se debe cargar cada concepto, o como hacer con los bienes de uso para que “cierre” la declaración jurada!!!!
Si algún colega pensó que, una vez obtenido el título profesional, se terminó el estudio, está muy equivocado: ahí es cuando TODO empieza.
Todos los días hay normas nuevas: impositivas, previsionales, lavado de dinero, modificaciones al Código Penal, al Código Civil, normas que deben ser conocidas por los profesionales en nuestro medio, ya que somos algo así como “contadores orquesta”, que tenemos que saber un poco de todo, pese a tratar de tener una especialidad.
Para nosotros, los contadores, al igual que para el resto de los mortales, el día también tiene 24 horas. Y cada día dedicamos más tiempo a cumplir con nuestros clientes que a cumplir con nuestras familias. Y nuestros clientes, muchas veces, no lo saben, porque somos nosotros mismos quienes, en el afán de no hacerlo incurrir en mora con los organismos oficiales, ni siquiera les hacemos saber todos los inconvenientes que tenemos para cumplir con la tarea.
A veces nos dicen: “Es problema del contador”. No, no es problema del contador: Es problema del comitente, nosotros somos los facilitadores de la obligación, pero la carga es siempre de nuestro cliente.
Nuestro trabajo no debe “medirse” en función de la cantidad de papeles que se entregan, sino que debe ser valorado en todo el trabajo previo efectuado para poder “entregar” ese papel, ese informe o, en su caso, ese asesoramiento profesional.
Una reflexión final:
Ajustar un tornillo es fácil, lo difícil es saber qué tornillo se debe ajustar.