De los fríos números de la hacienda pública a las implacables alertas sobre pobreza
Carlos Abeleira es un joven contador que dedicó gran parte de su carrera profesional a la administración pública. Pasó por espacios en los que sus decisiones estuvieron vinculadas al financiamiento del Estado y el control de la hacienda. Sin embargo, a partir de una inquietud personal comenzó a aplicar sus conocimientos sobre técnicas de investigación social (como el censo social) para conocer la realidad de la ciudad de Salta, municipio en el que se desempeñó como Secretario de Hacienda.
Esa labor lo llevó a estudiar e interiorizarse sobre pobreza y niñez de la mano de profesionales muy respetados en el país, como el Dr. Abel Albino. Fue este médico, a través de la ONG que preside y con la que trabaja en nuestra provincia, en temas de nutrición infantil, quien le sugirió al gobernador Juan Manuel Urtubey el nombre del Cr. Abeleira para encabezar el Ministerio de la Primera Infancia, cartera que constituye una experiencia inédita en el país.
Para el Cr. Abeleira la clave para trabajar sobre la pobreza está en la verdadera labor conjunta de todos los actores del tejido social y una aplicación integral de la tecnología a la realidad. En esta entrevista, los detalles de este plan que ya interesó al Gobierno de Colombia, a Microsoft y al Papa Francisco.
¿Por qué un Ministerio de la Primera infancia?
Primera infancia no es un tema nuevo, tiene mucha fuerza en América Latina.
Salta es la primera provincia en el país que le da el mayor rango administrativo a los temas de primera infancia, lo que constituye un cambio de eje importante poniendo en el centro de las políticas, al niño. A partir de un niño se trabaja en educación, seguridad, salud, maltrato, drogadicción. Es una inversión a largo plazo pero es la que más reporta en todos los aspectos.
La niñez y la pobreza están íntimamente relacionadas con la vulnerabilidad social. En sectores vulnerables, por cada adulto, hay 4 o 5 niños insertos en el ciclo de la pobreza, al cual se acostumbran, en el que aprenden a ser pobres. Y es ahí donde tenemos la mayor responsabilidad, cortar de cuajo esa realidad; el secreto está en despertarlo.
Entonces, ¿qué es la pobreza?
La pobreza es el gran fracaso de América Latina y el Caribe en los que según la CEPAL hay un 30 % de pobres (167 millones de latinoamericanos) y un 12 % de pobreza extrema o indigencia total. A pesar de los esfuerzos de los países desde 2012 estos niveles se mantienen estancados. En este contexto, la mayoría de los pobres son niños y la mayoría de los niños son pobres. Estos datos me llevaron a estudiar los motivos y en ese trayecto en el que me tocó viajar a México y Colombia, con Abel Albino, vimos que entre los principales motivos se encuentran la falta de transparencia, el populismo, visiones en compartimentos estancos y la falta de articulación de políticas públicas que no logran compatibilizar las visiones individuales con soluciones universales, entre otros.
¿Cómo se soluciona un problema que presenta tantas aristas? ¿Qué aporte puede hacer un profesional en ciencias económicas?
Lo que más me impactó fue la falta de tecnología aplicada para visibilizar y combatir la pobreza, lo que provoca que la realidad de los más vulnerables sea desconocida por la mayoría.
Vengo de la economía, mi escritorio siempre estuvo repleto de información. Cuando ocupé un espacio de toma de decisiones sobre tributos y proveedores, el sistema se encargaba de señalarme si un ciudadano no pagaba y yo sabía cómo accionar en consecuencia. En la Municipalidad yo sabía dónde estaba parado, sabía cuánto ingresaba, cuánto tenía para arriesgar, cuánto tenía para gastar. Ahí mi trabajo era fácil. Fue un posgrado en administración pública.
Frente a mi nuevo desafío en Primera Infancia, lo que no podía entender era porqué si un chico estaba en riesgo, las luces no se encendían. Me encontré con que no hay tecnología aplicada al análisis de la pobreza, no hay información que estudie integralmente la situación de las personas.
Pero entonces, ¿Ud. me está diciendo que las estadísticas no sirven?
A mí no me gustan las estadísticas, cualquiera de ellas (Pobreza Multidimensional, Canasta Básica Total o Canasta Básica Alimentaria, Necesidades Básicas Insatisfechas), deja gente afuera. Una persona es pobre por múltiples motivos, cuestiones vinculadas a falta de ingresos, hacinamiento, falta de educación, falta de acceso a la salud, infraestructura, droga, maltrato.
Necesariamente tenemos que trabajar sobre las causas que provocan esta consecuencia. Invertir en Primera Infancia no es sólo concentrarse en el niño y la mamá, exige ver el complejo entramado de temas que los circundan.
Por eso, este Ministerio es netamente articulador, atraviesa transversalmente al Gobierno. La pobreza es un problema de todos los ministerios y me toca mostrar lo que muchas veces no se ve.
Frente a una realidad tan compleja, ¿cuándo una persona deja de ser pobre?
Una persona o comunidad deja de ser pobre en el momento en que es agente de su propio destino, es decir, cuando no necesita de otros para salir adelante. Por ello es fundamental ocuparse de las distintas realidades en las que se encuentran inmersos, fortaleciendo sus capacidades individuales, mejorando sus necesidades y sus derechos.
En esto existe una estrecha relación con la primera infancia, y fundamentalmente con la infantilización de la pobreza, ya que en la niñez se inicia el ciclo de la pobreza. Frente a la pobreza crónica, la clave está en los niños, criarlos saludables significa estimular la atención temprana de su desarrollo lingüístico-cognitivo, físico y socioemocional. En esa línea, Urtubey creó este ministerio para articular políticas con el resto de los ministerios y establecer estrategias integradoras.
¿Cómo se hace?
Nuestro objetivo trascendente es conseguir la unión de los actores. La verdadera transformación social no va a provenir de ningún Estado en América Latina, porque no trabajan sobre políticas públicas que superen las gestiones personales de sus dirigentes. Creo que está bien que se discuta sobre turismo, de política, de economía, sobre inversiones… pero, a mi criterio, las cuestiones sociales no debieran discutirse o cambiarse con cada gobierno porque una transformación social no lleva 12 años, conlleva el trabajo de varias generaciones. Chile, que es una excepción en América, logró revertir tasa de desnutrición y elevar la talla, con 30 años de trabajo, con una política social netamente definida bajo un único modelo social que generó la transformación.
Esto que está en marcha en Salta tiene que ver con un trabajo conjunto de la sociedad institucionalizada (a través de ONGs, Universidades, Iglesias, Consejos Profesionales, empresariado), los ciudadanos y el Estado elaborando un plan. No a través de una mera articulación público-privada, sino a través de un gobierno colaborativo que permita en conjunto definir, ejecutar y auditar políticas públicas sociales. Buscamos superar las visiones individuales que existen en el Estado y la sociedad civil, armando una gran red de colaboración que nos permita compartir información entre todos los actores involucrados para la búsqueda de soluciones.
Una vez conseguido el compromiso multisectorial, ¿qué sigue?
Allí surge la inquietud de poner el foco en todos los recursos tecnológicos con los que contamos para obtener información integral, nominal, individual, georreferenciada, monitoreada en el tiempo y con posibilidades de compartirla entre todos los actores. Hoy estamos desarrollando sistemas que nos permitan identificar y alertar sobre los riesgos de una comunidad, en tiempo real. Hoy comienzan a encenderse las luces de alarma.
En este sentido, el objetivo que nos proponemos en el corto plazo es unir las ofertas del Estado y las ONGs con las necesidades reales de las personas sin intermediación alguna. Esto permite hacer foco en las causas, en vez de trabajar sólo en las consecuencias, con estrategias zonales puntuales. Salir de lo urgente para meternos en el terreno de la prevención.
Hay mucha expectativa sobre el trabajo de su equipo….
Hoy tenemos tecnología e infraestructura que van a ser modelo a nivel mundial. Sentimos que tenemos mucho para aportar, tenemos un plan que va a funcionar, generamos mucho impacto ante quienes exponemos lo que estamos haciendo.
En el paraje que, paradójicamente, se llama La Unión, se anunció la creación de un nuevo centro CONIN, a partir de un trabajo articulado entre la Iglesia Católica, que donó las tierras donde se instalará; la fundación CONIN, que supervisará su funcionamiento; la Universidad Nacional de Salta, que colaborará en el monitoreo de los niños; la empresa AES, que financiará el funcionamiento del centro; y el Gobierno de la Provincia, que tiene a su cargo la construcción y equipamiento del edificio.
Como muestra de lo que buscamos hay que decir que en esa zona trabaja además, la Agencia Adventista de Desarrollo y Recursos Asistenciales (ADRA), un grupo de anglicanos que asiste a comunidades originarias, la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, y CONIN que pertenece al Opus Dei; con todos ellos estamos conectados e intercambiando información. La idea es replicar y componer un sistema que incluya lo mejor de cada una de sus estrategias.
¿Por qué Ud?, ¿por qué este lugar de trabajo?
Siento que tengo que estar acá, aunque no sé exactamente los motivos. Lo tomo como un designio del destino. Es un desafío muy grande. Es una brasa caliente porque la pobreza es un tema difícil. Pero me nutro en mi equipo que conoce la idea desde el minuto uno, y de maestros a los que escucho con mucha atención. Estoy usando todo lo que aprendí como contador en la gestión, aplicándolo a esta realidad que es muy dura.
¿A qué le teme?
Le tengo miedo al tiempo, a que no me alcance, a no ver los resultados. Es una tarea de largo aliento, que necesita continuidad por encima de las personas. Eso exige que motive a muchos otros a seguir con estos objetivos claros.
En esta gestión, viajé a lugares que no conocía, que si bien cuentan con una gran inversión del Estado, no alcanza. La inversión en Rivadavia es 17 veces, per cápita, más alta que en otro departamento, pero llegás ahí y sentís que falta muchísimo por hacer. Y es eso justamente lo que le pone adrenalina a mi tarea. Cada vez que viajo vuelvo con mucha fuerza. Siento que con muy poco se pueden solucionar muchas cosas.
¿Cómo impacta este desafío en lo personal?
Tengo 3 hijos adolescentes y uno en camino. Creo que quien tiene hijos entiende la fragilidad de un niño. Un adulto puede solo. Un chico necesita nuestra ayuda. Estoy convencido de la tarea iniciada, vamos a salir adelante porque ya empezó a girar la rueda en la que todos juntos: gobiernos, organizaciones no gubernamentales, empresariado, iglesias, universidades y la comunidad, estamos cada vez más unidos detrás del objetivo.