Matriculados en Acción
El Raid de los Andes es, para todos los que amamos correr, una de esas carreras que vas a llevar para siempre en tu corazón, una carrera que no tiene desperdicio. Desde el primer día, recorriendo el camino del Tren de las Nubes, pasando por el Cerro de los siete colores en el segundo día, y hasta los últimos 10 km del día tres en las Salinas, (que parecen poco pero que después de haber recorrido ya 50 km son todo un desafío), se viven intensa- mente con cada paso.
Al finalizar cada etapa duelen todos y cada uno de los músculos, pero aun así, la sonrisa no se borra del rostro porque la alegría es inmensa. Durante el recorrido se disfruta, pero también se pone a prueba, no sólo nuestro entrenamiento para llegar hasta ahí, si no también nuestra fortaleza mental, ya que hay momentos en que sentís que las piernas ya no te van a responder y es ahí cuando, como dijo mi profesor, “se corre con el corazón”. Y es así realmente.
Fui preocupada a la carrera, pensando en si estaba realmente preparada para este desafío, pensando en si iba a poder completar las tres etapas, pero cuando empezó la competencia me sentí cada vez con más confianza, pude disfrutar de cada km y con los increíbles paisajes que tienen Salta y Jujuy. Contar con un apoyo también es de gran ayuda, es por eso que el segundo y tercer día decidimos correr juntos con un compañero de equipo con el que entreno habitualmente y alentarnos mutuamente. Eso también tiene el running, te enseña sobre compañerismo y la importancia de la motivación y el apoyo.
Finalizar la carrera, recibir tu medalla (todos recibimos medalla ya que completar la carrera es sin lugar a dudas haber ganado) y descubrir las cosas que somos capaces de hacer cuando nos lo proponemos y trabajamos para eso, te enorgullece. La alegría y emoción son indescriptibles. Al finalizar, ya no importa el ritmo de carrera ni el tiempo… lo que importa es superarse a uno mismo y haber alcanzado nuestros objetivos.
Todos los que disfrutan de correr tienen que animarse a este desafío, es una experiencia que se recuerda para siempre.
Cra. Roxana Arteaga