¿Elegir entre una cosa u otra? ¡No, vamos por todo!
Escribe: Cr. Juan Martín Mateo - Los del Portezuelo
Todo comenzó a los 6 años, en la casa de un primo, cuando conocí lo que era una guitarra. Sin tener muchos antecedentes musicales directos, fue llamativo el interés por ese instrumento considerando que no existía la música en mi casa. Las tardes se complementaban entre un cassette de los Beatles, “Yo vendo unos ojos negros” intentando que suenen claras las 6 cuerdas, la pelota de fútbol y la escuela. Empezaron desde entonces: ¡mis elecciones!
Pasaron muchas etapas en mi vida. La del chico que soñaba tener una profesión, su familia, tiempo para sus amigos. Por otro lado, el sueño de vivir la música como forma de vida, con todo el sacrificio que eso implica, por el hecho de estar rodeado de personas que eligieron la primera opción e inevitablemente estamos a contra mano de los tiempos. Y porque no, la combinación de ambas, que representan un constante tironeo entre los actores de esta historia.
Se me vienen a la cabeza muchos momentos en lo que no pude estar por diferentes actividades, esos momentos que son el precio necesario para lograr lo que uno se propone. Cuántos partidos de fútbol, cuántas guitarreadas, cuántas salidas tuve que dejar de lado para rendir un final. Por otro lado, cuántos parciales, cuántos eventos, cuántos paseos con mi mujer e hijo dejo de lado, día a día, por las giras con Los del Portezuelo.
Y así comienza el famoso “orden de prioridades” que, año tras año, recibí como consejo de mis padres, siempre acompañado del …“no seas tan disperso, empezá algo y terminalo”…, y que hasta hace muy poco tiempo generaba un conflicto permanente, poniendo en la balanza cuestiones económicas, tiempos para la familia, pasión por la música en todas sus formas, ya sea como artista de una banda o como productor, o el mismísimo y tan necesitado descanso.
La realidad es que siempre quise todo, y gracias a los mimos cotidianos que recibo de Dios, cuando decidí que con orden y responsabilidad podía hacerlo, me sumé a ese tren arrollador que te invita a disfrutar cada una de las diferentes actividades como única e irrepetible. Muchos dirán que el que “mucho abarca, poco aprieta”, pero ese estado de poder disfrutar con mi familia cada momento, llevar mi música lo más alto que puedo, ejercer mi profesión de la manera más responsable posible, el fútbol, buscar cada espacio que me queda libre para poder juntarme con mis amigos, todo al mismo tiempo; son las cosas que me hacen completamente feliz y me realizan día a día.
Hoy, mi profesión de contador, que considero un objetivo muy importante en mi vida, ocupa el lugar de mi segunda actividad, que logra el descanso y me aparta de esas largas horas de giras, ensayos y producciones, y me ayuda a disfrutar por muchos momentos, esa sensación de tener horarios “normales”.
Con sacrificio, orden, responsabilidad, pero sobre todo alegría, ¡podemos!