La carrera diplomática necesita de más salteños y de graduados en Ciencias Económicas
Escribe: Gustavo Luis Beguet - Ministro (R) del Servicio Exterior de la Nación
Gentilmente se me ha ofrecido utilizar el espacio de esta revista para hablarles de una profesión que a todos sus lectores puede interesar. La inicié allá por 1978 y le dediqué 37 años, saboreándola cada día que en ella trabajé.
Se trata de la carrera diplomática en el Servicio Exterior de la Nación.
A nuestra diplomacia puede ingresar todo argentino, de entre 21 y 35 años, que haya completado una carrera universitaria de grado con un plan de estudios de cuatro años como mínimo. O sea que todo matriculado a este Consejo Profesional está en condiciones de acceder a la misma.
Primero se deben aprobar los exámenes de ingreso, que se rinden en el Instituto del Servicio Exterior de la Nación (ISEN), dependiente del Ministerio de Relaciones Exteriores (comúnmente conocido como “la Cancillería”), y una vez pasadas con éxito esas pruebas el aspirante sigue un programa de dos años de formación específica, durante los cuales recibe una beca para su manutención, ya que debe dedicarse “full time” al curso.
Completados esos dos años, los egresados son incorporados como funcionarios del Cuerpo Permanente del Servicio Exterior, o sea, como diplomáticos de carrera.
La vida del diplomático argentino transcurre, una parte en la Argentina, trabajando en alguna de las áreas de la Cancillería, y otra parte en las embajadas y consulados argentinos en el exterior.
Nuestro Servicio Exterior necesita del aporte de las profesiones representadas por este Consejo Profesional, toda vez que en las promociones que anualmente egresan del ISEN predominan graduados en carreras no-económicas.
Y la experiencia que viví en mis años de diplomacia me dice que los graduados en profesiones del tronco económico son necesarios tanto en áreas de la Cancillería como en nuestras embajadas y consulados.
Debo también mencionar que los escasos profesionales del campo económico que abrazaron la diplomacia se han destacado tanto como sus colegas provenientes de otras profesiones.
Además de ser beneficioso para la calidad de los servicios que la Cancillería produce el contar con una gama más variada de profesiones, para quien elige la diplomacia la experiencia de vivir y trabajar en el exterior enriquece tanto a él como a su familia, permitiéndole conocer otras culturas, aprender otros idiomas, entender otras mentalidades.
Por otra parte, entre una salida al exterior y la siguiente, el diplomático encuentra en la Cancillería, áreas que se ocupan de temas muy diversos, por lo que su estancia en el país también le ofrece la oportunidad de elegir una actividad que cuadre más a sus preferencias personales y a su formación.
Debo destacar que, lamentablemente, nuestro servicio diplomático cuenta hoy con escasos hombres y mujeres de Salta. Una diplomacia con más salteños será una diplomacia más federal, porque sus intereses tendrán más y mejores defensores en la Cancillería, un ministerio que está llamado a jugar un rol de aliado esencial de la provincia argentina que limita con el mayor número de naciones vecinas.
Pensando en ello es que recientemente se ha constituido, en el ámbito de la UCASAL –Universidad Católica de Salta-, un equipo de trabajo cuya misión principal es difundir la carrera diplomática en el medio salteño.
Los invitamos a contactarse con nosotros para conocer más qué es y qué hace un diplomático de carrera. Pueden hacerlo al mail fades217@gmail.com.