Comunicación no violenta
Definimos comunicación como el acto por el cual dos personas o grupos establecen contacto para transmitirse una determinada información(Proceso Circular Sistémico).
En general, suponemos que porque sabemos “hablar”, sabemos “comunicarnos”, y nada tan lejos de la verdad. A lo largo de nuestra vida aprendemos muchas cosas, adquirimos conocimientos, habilidades, técnicas, pero nunca nos enseñaron a comunicarnos asertivamente para generar vínculos saludables y sociedades que vivan el paradigma de la Cultura de la Paz. Es tan cierto y tan fuerte esto que el biólogo y escritor chileno, Humberto Maturana, afirma con total convicción: “Cambiemos nuestras conversaciones y cambiaremos el mundo”.
Con esta premisa, Marshall Rosenberg desarrolló un modelo para que las personas se comuniquen entre sí, y consigo mismas, con empatía y eficacia. Rosenberg es un psicólogo estadounidense que dedica su vida a ayudar a las personas a intercambiar la información necesaria para resolver conflictos y diferencias de un modo pacífico. Actualmente, sirve de guía en la resolución de conflictos en más de 65 países.
En este punto, es pertinente definir Comunicación Violenta: es cuando no aceptamos la responsabilidad por nuestras acciones, palabras, pensamientos y sentimientos. Se genera una Comunicación Violenta cuando realizamos juicios moralistas, comparaciones o negamos nuestras responsabilidad. Para tratar de evitar la Comunicación Violenta, debemos observar sin evaluar.
El proceso de la Comunicación No Violenta consta de cuatro pasos:
1- Observar actos concretos que nos afectan. Mediante la Observación intentamos comunicar a otra persona de forma clara y sincera, qué cosas que hacen o dicen nos gustan y cuáles no. Las Observaciones tienen que ser específicas del momento y el contexto.
2- Identificar y expresar los sentimientos en relación a lo que observamos.
3- Descubrir las necesidades detrás de los sentimientos.
4- Realizar una petición concreta respecto a lo que estamos necesitando para enriquecer nuestra vida. Para que la Comunicación No Violenta sea realmente efectiva, necesitamos cerrar el círculo; es decir, por un lado, el que se siente afectado por un acto concreto debe ser capaz de expresar sus necesidades honestamente a través de los cuatro pasos, y por otro lado, el que realiza el acto que genera el conflicto, debe propiciar la recepción empática también a través de los cuatro pasos, generando ambientes de confianza.
La Comunicación No Violenta ayuda a comunicarnos con nosotros mismos y con los otros, permite cambiar positivamente nuestra forma de expresarnos y de escuchar a los demás, y promueve el desarrollo y aprendizaje de la escucha atenta, el respeto y la empatía.
Aprender a comunicarnos es crucial para mantener vínculos positivos y saludables. En palabras de Virgina Satir, quien fuera una psicoterapeuta estadounidense especialista en el enfoque sistémico de la terapia familiar: “La Comunicación es para la relación como la respiración es para la vida”.
En el caso de la Mediación, sus beneficios específicos son:
Baja la escalada de conflicto y nivel de enojo.
Facilita el cambio de percepción.
Permite reconocer y transformar las emociones que dificultan el proceso de mediación.
Refuerza la Escucha Activa y la Empatía.
Favorece la construcción de acuerdos sustentables.