“Estrés laboral: El síndrome de burnout”
¿QUÉ ES EL SÍNDROME DE BURNOUT?
El estrés forma parte de nuestra vida cotidiana hasta tal punto que puede considerarse como “el malestar de nuestra civilización”, afectando tanto a la salud, al bienestar personal, a la productividad como a la satisfacción laboral y colectiva.
En el contexto de la salud laboral surge el desarrollo de un nuevo proceso: “el síndrome de Burnout (también conocido como síndrome del quemado o del agotamiento)”, que es un tipo de estrés laboral que puede tener consecuencias psicosomáticas, conductuales, emocionales, familiares y sociales; y que puede ser motivo de ausencia laboral, bajo rendimiento y accidentes laborales.
Los cambios ocurridos en el entorno socioeconómico y en el mercado laboral han contribuido significativamente al desarrollo y a la extensión del síndrome en la actualidad. Entre estas transformaciones se encuentran los cambios en la estructura de los sectores económicos, que han originado un fuerte crecimiento del Sector Servicios, y la aparición de nuevas formas de trabajo caracterizadas por la necesidad de trabajar más tiempo en contacto con los clientes y usuarios de la organización.
El síndrome de burnout afecta más a aquellas profesiones que requieren un contacto directo con las personas y con una “filosofía humanística” del trabajo, es decir aquéllas que necesitan altas dosis de entrega e implicación. Así, son muchos los trabajadores potencialmente afectados por el síndrome (cajeros, enfermeros, médicos, trabajadores sociales, docentes, policías, recepcionistas, secretarias, etc.), y además está muy extendido en los sectores de la educación, hotelería, gastronomía, sanidad, supermercados, justicia, seguridad, servicios sociales, servicios financieros, periodismo, etc. Este fenómeno también ha sido descrito en otro tipo de profesionales, como directivos y mandos medios de cualquier tipo de organización, entrenadores y deportistas, e incluso ha sido estudiado fuera del ámbito laboral (amas de casa).
Este problema se atribuye, principalmente, a la falta de motivación, al trabajo monótono y repetitivo, así como a la ausencia de valoración emocional y de reconocimiento y logro hacia el colaborador.
Para algunos investigadores (Haberman, 1995) el “síndrome de agotamiento” es una condición en la cual el colaborador se considera a sí mismo como un empleado y deja de ser un profesional. El colaborador trabaja sin ningún compromiso emocional por su labor y sin percibir un sentido de eficacia. La pérdida del interés o del placer por la profesión tiende a aumentar la irritabilidad, la tensión; se experimentan, entonces, episodios de vacío o tristeza durante los cuales las actividades son marcadas por sentimientos de poco valor o culpa, culminando en una sensación de fatiga o falta de energía en su labor.
SÍNTOMAS
La forma de manifestarse se presenta bajo unos síntomas específicos y estos son los más habituales:
Psicosomáticos: fatiga crónica, trastornos del sueño, úlceras y desordenes gástricos, frecuentes dolores de cabeza, pérdida de peso, dolores musculares, etc.
De conducta: ausentismo laboral, adicciones (tabaco, alcohol, drogas) incapacidad para vivir de forma relajada, superficialidad en el contacto con los demás, comportamientos de alto riesgo, aumento de conductas violentas, predisposición a accidentes, comer en exceso, falta de apetito, conductas impulsivas, alteraciones en el habla, risas nerviosas, incapacidad de descansar, temblores.
Emocionales: distanciamiento afectivo como forma de protección del yo, aburrimiento y actitud cínica, impaciencia e irritabilidad, sentimiento de omnipotencia, desorientación, incapacidad de concentración, sentimientos depresivos, distanciamiento afectivo, sentimientos de culpa, vergüenza, mal genio, tristeza, baja autoestima, tensión, nerviosismo.
Efectos sobre el trabajo: menor capacidad en el trabajo, acciones hostiles, conflictos, comunicaciones deficientes, detrimento de la calidad de los servicios que se presta a los clientes, ausentismo, relaciones laborales pobres, altas tasas de cambio de trabajo, mal clima en la organización, antagonismo con el trabajo, falta de satisfacción con el desempeño del empleo, baja productividad.
Efectos sobre el pensamiento: Incapacidad para tomar decisiones, incapacidad para concentrarse, olvidos frecuentes, hipersensibilidad a la crítica, bloqueos mentales.
Las evidencias que afectan al individuo en el inicio de la aparición de esta enfermedad, se reconocen en varias etapas y son:
1.- Exceso de trabajo
2.- Sobreesfuerzo que lleva a estados de ansiedad y fatiga
3.- Desmoralización y pérdida de ilusión
4.- Pérdida de vocación, decepción de los valores hacia los superiores