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La Dificil Tarea de ser Contador
Ejercer a conciencia nuestra profesión de Contador Público Nacional se ha tornado, en esta época, una tarea titánica.
Nuestra actividad queda reflejada, normalmente, a través de lo que denominamos “soporte papel”, entre otros, balances, declaraciones juradas ante los distintos organismos recaudadores, informes para entidades bancarias o la UIF, recibos de sueldos, etc.
Por supuesto que, también, está nuestro asesoramiento de tipo verbal, que no queda reflejado en ningún “entregable”.
Pero para poder confeccionar un Balance y rubricar el mismo con nuestra firma, debimos efectuar una serie de tareas de control, denominadas “de auditoría”, que debe hacerse sobre la documentación que brinda la propia empresa. Y a veces, la empresa no entrega la información a tiempo, y, como queremos cumplir con nuestro cliente (pese a que la falta se ha originado en ellos), trabajamos a tiempo extra, sacrificando nuestras horas de descanso y nuestra vida familiar. El cliente no se entera que, para poder emitir ese “entregable” que se llama balance, debimos cumplir con normas de contabilidad y auditoría, a riesgo de ver seriamente afectada nuestra responsabilidad profesional en caso de omitirlas.
Por otra parte, el Fisco, (nacional, provincial o municipal) ha establecido numerosos regímenes de retención, de percepción, de recaudación y, sobre todo y últimamente, de información. Obligaciones que NO SON DEL CONTADOR, sino que son de nuestros clientes contribuyentes y/o responsables, pero, en definitiva, es normalmente el contador quien asume la responsabilidad del cumplimiento formal de las obligaciones.
Para poder confeccionar esa declaración jurada ante la AFIP, DGR,